
Estábamos a pocos minutos de las 12, mi exagerado entusiasmo y mi reloj análogo no me permitieron verificar los minutos con certeza, tal vez fueron 10, 9 u 8 minutos. Sin pensar subimos lo más rápido que pudimos con mi hermana, estoy segura de que dejamos una estela. Jadeantes llegamos a la cima del torreón. ¡Qué bonita vista! Una porción de Santiago vista en 360°. Había un grupo de turistas, todos expectantes. - ¿Por dónde dispa…- Y fuimos interrumpidas por un no tan imponente pero sorpresivo sonido, que provino de una pequeña ventanita del interior del torreón. (Bueno sorpresivo para mí, que no soy de las que están pendientes de la hora ni mucho menos cuento los segundos). Suerte la nuestra que justo estábamos observando en la dirección correcta. Sueño cumplido.
Como siempre he pensado y dicho reiteradamente: ESTOY EN CONSTANTE CONTRADICCIÓN. Mirando las vistas que aquel torreón nos proporcionaba, descubrí que nada es fundamental. En esos 360° de libertad visual, se podía observar cualquier cosa: gente, autos, calles, edificios, árboles, la cordillera… y lo espectacular no eran las cosas en sí, si no la posibilidad de verlas desde distintos ángulos. He aquí Mi descubrimiento y conclusión: lo único fundamental es que nada sea fundamental. Todo sería atractivo continuamente, una especie de yacimiento en el que se mantiene una prolongación segura de Carpe Diem para el futuro.
Prescripción para el dilema: haga una mezcla de CARPE DIEM y PLANEACIÓN DE FUTURO. Vivir el ahora de manera expectante, suponiendo que algo va a suceder, vivirlo con intensidad… quién sabe, de pronto te sorprendes.
Si ahora alguien me dice: - Identifíquese.-
Yo le diría: - Hoy miércoles 29 de Julio, 9: 08, mi pieza, mi cama, soy Magali, pajonesa, del país del Pajón, porque tengo una paajaaa… no me quiero levantar, pero iré a hacerme el desayuno, un pan con jamón y un té con leche.-

