La semana pasada, chateando con una amiga, en un momento de cri cris, le pregunté:
- por esas casualidades de la vida… tienes un blog?
- no, por qué?
- no sé… he leído algunos… me dan ganas de hacerme uno.
- háztelo
- mmm, no sé me da lata
- jojoa
- no sé… mucha exposición…
Mi madre sabiamente me ha enseñado que no hay que contar todos los secretos, sin secretos uno se queda vacío. Creo firmemente en eso. Así que mi lector (a) (mamá), no piense encontrar aquí un diario de mi vida o un mapa para descifrarme… ¡eso nunca! … muahahahahaaa… Y si alguna vez pudiese interpretarse alguna de mis próximas parrafeadas como una muy clara definición de mí… quédese intranquil@ porque lo que sí puedo decir de mí es que soy, seré y estaré constantemente en contradicción.
La razón de hacerme un blog
Lo he decidido, aquí estoy, en el prólogo de mi blog, ¡ya soy una blogueadora! No estoy aquí para exponerme y ser conocida, si no para curarme de un mal que me aqueja; mal que yo misma he diagnosticado como ISC, Intolerancia Somática Crónica.
Mis síntomas son: siempre que me encuentre ante una situación o comentario que no tolero, mi esófago se estira dos centímetros, mi estómago baja, mis intestinos se aprietan, se enredan y pelean, porque mi intestino delgado no quiere asimilar la información y mi intestino grueso se ve saturado de tanta mier… pobre :( mientras que se hace un nuevo y doloroso espacio en los sitios donde debiesen ubicarse mi estómago y esófago. La molestia sólo se calma con una gran inspiración para rellenar el espacio vacío. A modo de no abrir tanto mis fosas nasales, mi técnica es respingar la nariz.
Por suerte no siempre llego a este punto, ya que cuando sé que la conversación o el medio son propicios para provocarme estos síntomas, me concentro en mí, voy a mi cerebro a la sección de música y pongo play a "música de supermercado", esto acompañado con la activación de la sección reflejos, donde pongo modo piloto automático, y así se reproducen mis “ya… ahá… sí … mmm” y parece que estuviera poniendo atención a lo que me están diciendo.
Esta es una de las dos razones por la que algunas personas hacen una errada interpretación de mí… creen que soy tolerante. La segunda razón se origina en mi ADN; la naturaleza ha sido sabia y generosa conmigo, aunque me dotó del defecto de la Intolerancia Somática Crónica, me lo compensó con el don de la paciencia. Así que si alguna vez pensaste que hablar conmigo es agradable porque soy tolerante, te has equivocado; es agradable simplemente porque te tengo paciencia.
En la búsqueda de la perfección, me he prescrito para la cura de la ISC, expresarme libremente por esta herramienta. Se me hace más fácil, porque soy consciente que en la conversación cotidiana sólo puedo llegar a dos niveles.
1° la conversación más sencilla: El pelambre y el cahuín, cuyas víctimas son la farándula, 1810, los vecinos o cualquier penoso (incluida yo, obviamente).
2° la conversación sencilla: cotidianidades de la vida, noticias, lo que está de moda en internet, las aventuras, etc. Este nivel está lleno de matices, es mi preferido porque se produce retroalimentación, porque no caes en pecado como con el primer nivel y te evitas andar pensando en lo que te dijeron o lo que dijiste y te queda más tiempo para hacer otras cosas, vivir tranquilamente, seguir disfrutando del canto de los pájaritos…
El 3° nivel de conversación es el de intercambio o discusión de ideas: es el más complejo, el más productivo y el más difícil de alcanzar en condiciones normales. Pero, tiene los defectos del primer nivel de conversación, puedes llegar a caer en pecado, a provocar el insomnio, a estar intranquilo, etc. Aunque es el nivel más interesante de los tres, con frecuencia lo evito, porque me da lata y porque das la lata si no te encuentras en las condiciones apropiadas y, por mi ISC. Por esto, es que bloguear es el método según yo, por el cual se puede llegar a disfrutar de este 3° nivel de conversación, y quién sabe… curarme de la ISC.