
No frecuentes, pero casuales, son los terremetos en Chile. Y de casuales que son, yo siempre quise estar preparada para una casualidad probable. Pero es difícil prever con exactitud las propias emociones a través de la interpretación que le dan otros a este tipo de acontecimientos tan fortuitos. Equipada con mi linterna siempre cargada y una ración de calma inventada para las emergencias, proviniente tal vez de mi experiencia en las pesadillas; por fin, y lo digo con alivio, ha llegado mi hora y la de los que me acompañan en mi generación, de vivir en carne propia un terremoto y su significado; y agarrar experiencia.
A pesar de que en mi ciudad el terremoto no fue tan poderoso, aun siendo tan vaga la experiencia, igual vale. Mi regla general aprendida: Ser consciente de que las emociones son contagiosas, y que por lo tanto, la calma propia es fundamental; apoyar a la gente y estar unidos... SIEMPRE estar unidos, porque el movimiento de un terremoto no es nada comparado a la turbulenta sensación de perderlo todo, y la unión hace la fuerza, esa que nos permite soportar los dolores, seguir adelante y volver a empezar.
¡FUERZA CHILE!
A pesar de que en mi ciudad el terremoto no fue tan poderoso, aun siendo tan vaga la experiencia, igual vale. Mi regla general aprendida: Ser consciente de que las emociones son contagiosas, y que por lo tanto, la calma propia es fundamental; apoyar a la gente y estar unidos... SIEMPRE estar unidos, porque el movimiento de un terremoto no es nada comparado a la turbulenta sensación de perderlo todo, y la unión hace la fuerza, esa que nos permite soportar los dolores, seguir adelante y volver a empezar.
¡FUERZA CHILE!
No hay comentarios:
Publicar un comentario