
Era 12 de febrero de 1879, se detonaba la más grande guerra (o más recalcada guerra) de Chile. A pesar de que hubo que esperar hasta el 1 de abril de 1884 para su finalización, toda la historia se reduce para la conciencia colectiva del chileno contemporáneo común, que no abre un libro de historia de Chile desde que salió del colegio, a un 21 de mayo, fecha en que ocurre el hundimiento de una fragata y el surgimiento de un héroe.
Arturo Prat, dio su vida por… se supone que Chile, dejando atrás a su esposa y sus dos hijos enfermos. Pero, no sólo dio su vida, sino que también las de 143 personas que iban a bordo de la esmeralda; muchos de ellos niños de 12, 14 años ¿Habrán ellos decidido morir por Chile? Nuestra legislación considera que a esa edad no se tiene discernimiento. Fueron niños empujados al abordaje de la muerte por su capitán Arturo Prat.
El criterio general considera a este momento histórico y a su gran protagonista, como uno de los sucesos heroicos de la historia de nuestro país (el más importante, si hasta tiene su feriado). Lo extraño es que se eleve a este, prácticamente en vano, suicido masivo, a un acto heroico, y que a la vez sea de criterio general considerar al aborto inducido como algo siniestro y de paso sumergirlo en la inmoralidad. La legislación chilena a través de la palabra ILEGALIDAD, nos obliga como sociedad a concebir al aborto como algo inmoral, pecaminoso, totalmente anti heroico, de villano. Mientras que, amabas situaciones comparten un mismo fundamento: un conflicto económico: 10 centavos de impuesto para el quintal de salitre por parte de Bolivia en contra de Chile v/s el drama económico que detona tanto a un drama psicológico como social, que aflige a una familia generalmente de por vida.
Arturo Prat, dio su vida por… se supone que Chile, dejando atrás a su esposa y sus dos hijos enfermos. Pero, no sólo dio su vida, sino que también las de 143 personas que iban a bordo de la esmeralda; muchos de ellos niños de 12, 14 años ¿Habrán ellos decidido morir por Chile? Nuestra legislación considera que a esa edad no se tiene discernimiento. Fueron niños empujados al abordaje de la muerte por su capitán Arturo Prat.
El criterio general considera a este momento histórico y a su gran protagonista, como uno de los sucesos heroicos de la historia de nuestro país (el más importante, si hasta tiene su feriado). Lo extraño es que se eleve a este, prácticamente en vano, suicido masivo, a un acto heroico, y que a la vez sea de criterio general considerar al aborto inducido como algo siniestro y de paso sumergirlo en la inmoralidad. La legislación chilena a través de la palabra ILEGALIDAD, nos obliga como sociedad a concebir al aborto como algo inmoral, pecaminoso, totalmente anti heroico, de villano. Mientras que, amabas situaciones comparten un mismo fundamento: un conflicto económico: 10 centavos de impuesto para el quintal de salitre por parte de Bolivia en contra de Chile v/s el drama económico que detona tanto a un drama psicológico como social, que aflige a una familia generalmente de por vida.
Se tiene un criterio tan radical entre ellas, aun cuando ambas situaciones afectan, o afectó en el caso de la primera, a todo el país. (Y ya sabemos, por el transcurso de la historia, cuál ha sido la más perniciosa, por su expansión numérica y temporal).
Me da la sensación, angustiosamente, que nuestra historia, la que fue y la que vamos escribiendo, está diluida en un gran cúmulo de distorsión, idealización, magnificación y mitomanía, pero ¿para qué? Pues, para el manejo de la sociedad. “Una sociedad sin opinión es ingobernable”. Hoy son importantes las estadísticas inteligentes para poder conseguir la generación de la opinión pública, y mover de su mano, las fichas de esta partida de ajedrez interminable que es la vida en sociedad. Qué triste que ante la carencia o falta de observación de verdaderos héroes, se disfrace, por urgente necesidad, a cualquiera con un traje de súper hombre o súper cosa, y nos llevemos chascos constantemente. De ahí nuestra infelicidad como chilenos.
El sentido común es un elemento fundamental para la vida de una persona, ya que es un elemento de protección, y por ello algo que se busca intuitivamente. Un “como todo el mundo” nos salva de cometer errores o quedar en ridículo. Pero ¿Qué clase de sentido común es el que se está sembrando en Chile? EL SENTIDO COMÚN que se impone de repente cae en la incoherencia y se transforma en nuestro enemigo. Se transforma en estancamiento y rezago ¿cómo es posible que la juventud de hoy que incluso no supera los 20 años aún esté pegada con temas como la dictadura y Pinochet o vea en el Che Guevara a un ídolo del momento?
Chile es un país democrático, pero de qué sirve si ese raro “sentido común” es el que habla. No existirá progreso sin el cambio en la mentalidad de la gente. Espero que algún día se haga evidente la existencia de una nueva generación, y como todo tiene que avanzar, que la generación anterior se haya regenerado. Abrir la mente es mi conclusión de hoy; criterio propio y diversidad, son la base para la creación de un sentido común más saludable y con ello, una vida mejor.
Me da la sensación, angustiosamente, que nuestra historia, la que fue y la que vamos escribiendo, está diluida en un gran cúmulo de distorsión, idealización, magnificación y mitomanía, pero ¿para qué? Pues, para el manejo de la sociedad. “Una sociedad sin opinión es ingobernable”. Hoy son importantes las estadísticas inteligentes para poder conseguir la generación de la opinión pública, y mover de su mano, las fichas de esta partida de ajedrez interminable que es la vida en sociedad. Qué triste que ante la carencia o falta de observación de verdaderos héroes, se disfrace, por urgente necesidad, a cualquiera con un traje de súper hombre o súper cosa, y nos llevemos chascos constantemente. De ahí nuestra infelicidad como chilenos.
El sentido común es un elemento fundamental para la vida de una persona, ya que es un elemento de protección, y por ello algo que se busca intuitivamente. Un “como todo el mundo” nos salva de cometer errores o quedar en ridículo. Pero ¿Qué clase de sentido común es el que se está sembrando en Chile? EL SENTIDO COMÚN que se impone de repente cae en la incoherencia y se transforma en nuestro enemigo. Se transforma en estancamiento y rezago ¿cómo es posible que la juventud de hoy que incluso no supera los 20 años aún esté pegada con temas como la dictadura y Pinochet o vea en el Che Guevara a un ídolo del momento?
Chile es un país democrático, pero de qué sirve si ese raro “sentido común” es el que habla. No existirá progreso sin el cambio en la mentalidad de la gente. Espero que algún día se haga evidente la existencia de una nueva generación, y como todo tiene que avanzar, que la generación anterior se haya regenerado. Abrir la mente es mi conclusión de hoy; criterio propio y diversidad, son la base para la creación de un sentido común más saludable y con ello, una vida mejor.
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