
- ¡HOLA! ¡¿cómo te ha ido en el colegio?!
- Bien
- ¿Qué promedio tienes?
- 6,0
- Yam…
- …
Me llama la atención el recurrente, y en su mayoría, único tema, que se establece entre un adulto y un niño ajeno. Al estilo Mary Poppins, el adulto saca su guincha de medir para evaluar al niño. Claro es, quién impone el tema, coartando las respuestas y opiniones.
He notado dos situaciones; una en la que el niño se ve elogiado por su rendimiento, y otra en la que se avergüenza de este. Sin duda que la primera situación es gratificante y estimulante; y al contrario, la segunda es denigrante y baja la autoestima, que es bastante susceptible a tan corta edad.
Hace no mucho tiempo me tocó también responder a esta cortísima y frecuentísima entrevista. En aproximados veinte segundos podía recitar de memoria los promedios de cada asignatura, excepto la de matemáticas (bondades de la amnesia selectiva).
Pero hoy, alejada del mundo escolar y apenas saboreando la adultez, la libertad y la independencia, observo con asombro la frecuencia de esta conversación y que muchas veces se trata de las únicas palabras que cruzan los adultos con los niños. Me parece penoso; y a la vez, no comprendo la pretensión de saber el rendimiento escolar de los demás, e incluso en qué colegio va, cuánto paga de mensualidad y cómo les va en la SIMCE y PSU.
Sobre todo cuando están en grupo, las comparaciones son evidentes y crean muchísima inseguridad en aquellos que lamentablemente van en colegios de mala calidad. Este hostigamiento permanente provoca en los niños la errada creencia que su vida sólo consiste en los estudios y su colegio. Afortunadamente, hubo personas que pasaron por mi camino, que se detuvieron a jugar conmigo, a meterse en mi mundo infantil, o me abrieron las puertas de sus propios mundos, contándome sus confidencias y sus anécdotas, o un simple chiste… haciéndome comprender que la vida no es sólo estudio, no es sólo una institución, no es sólo el trabajo, ni las cosas, ni el dinero...
- Bien
- ¿Qué promedio tienes?
- 6,0
- Yam…
- …
Me llama la atención el recurrente, y en su mayoría, único tema, que se establece entre un adulto y un niño ajeno. Al estilo Mary Poppins, el adulto saca su guincha de medir para evaluar al niño. Claro es, quién impone el tema, coartando las respuestas y opiniones.
He notado dos situaciones; una en la que el niño se ve elogiado por su rendimiento, y otra en la que se avergüenza de este. Sin duda que la primera situación es gratificante y estimulante; y al contrario, la segunda es denigrante y baja la autoestima, que es bastante susceptible a tan corta edad.
Hace no mucho tiempo me tocó también responder a esta cortísima y frecuentísima entrevista. En aproximados veinte segundos podía recitar de memoria los promedios de cada asignatura, excepto la de matemáticas (bondades de la amnesia selectiva).
Pero hoy, alejada del mundo escolar y apenas saboreando la adultez, la libertad y la independencia, observo con asombro la frecuencia de esta conversación y que muchas veces se trata de las únicas palabras que cruzan los adultos con los niños. Me parece penoso; y a la vez, no comprendo la pretensión de saber el rendimiento escolar de los demás, e incluso en qué colegio va, cuánto paga de mensualidad y cómo les va en la SIMCE y PSU.
Sobre todo cuando están en grupo, las comparaciones son evidentes y crean muchísima inseguridad en aquellos que lamentablemente van en colegios de mala calidad. Este hostigamiento permanente provoca en los niños la errada creencia que su vida sólo consiste en los estudios y su colegio. Afortunadamente, hubo personas que pasaron por mi camino, que se detuvieron a jugar conmigo, a meterse en mi mundo infantil, o me abrieron las puertas de sus propios mundos, contándome sus confidencias y sus anécdotas, o un simple chiste… haciéndome comprender que la vida no es sólo estudio, no es sólo una institución, no es sólo el trabajo, ni las cosas, ni el dinero...
hola maga, tu entrada es totalmente cierta, las personas al menos en occidente tendemos, por una mala costumbre adquirida, a entender que el éxito de una persona se consigue a través de logros materiales, compitiendo unos con otros por obtener la posición dominante y alimentar nuestro efímero ego, sintiendonos superiores a otros.
ResponderEliminartotalmente una forma de actuar carente de humanidad y compasión por el otro, por que si nos detenemos a analizar lo que esas palabras pueden causar, una simple frustración, provocada por el factor social, puede ser el impedimento más grande para concretar nuestros sueños en un futuro próximo.
yo soy de la idea en que tu vida ha de ser el medio por el cual concretas tus sueños e ideales y no hacer de tu vida la razón por la cual sueñas.
un gran abrazo y bienvenida al mundo del bloggin'
Kendall