
Mi pieza, mi dormitorio, mi espacio, mi desorden, My hell (que me causa mucha gracia de una amiga)… un montón de adjetivos se adjudican al espacio en el que está nuestra cama y accesorios. Yo tengo, por hacer uso de un regalo de cumpleaños, un cartelito pequeño que dice “Mi rincón”. Algo voy a tener que hacer porque mi pieza, prácticamente, es mi universo. No sé si cambiar el cartel o dejar de adorar, al borde de lo insano a este, mi espacio celestial.
Está semillena de todo lo que me gusta, excepto algunos microdefectos estéticos producto del uso, fácilmente corregibles; el reloj despertador que aunque es muy cumplidor con su oficio me recuerda a esa clase de persona excelente pero que cae mal por eso y, un par de libros que tengo en la repisa sólo para que los otros libros, que sí me encantan, no pierdan su posición erguida. Bueno a fin de cuentas, son cosas que no me agradan pero que no me molestan, y aunque para el reloj despertador molestar es su función, debo reconocer, con un poco de vergüenza, que no me quita el sueño.
Su color rosa no fue por elección sino como constituyente de la gran sorpresa que me tenían mis papás: la donación de este habitáculo individual, para poder desarrollar mi intimidad en el hogar familiar. Y así se ha cumplido. Aunque la puerta se mantenga abierta durante las horas de vigilia, toda visita da un golpecito en la pared y se asoma cautelosamente por el marco de la puerta. Es divertido tomar conciencia de ese gesto cotidiano que hasta mi perro ha adoptado luego de lo furiosa que me puse cuando se meó en mi alfombra.
Mi pieza es un espacio dedicado a mí, incondicionalmente para cualquier situación. Ha sido mi oficina; mi taller de manualidades; el escenario donde yo soy una rock star; el lugar tranquilo donde me las doy de deportista practicando posiciones de yoga que yo invento; de ensoñaciones ininterrumpidas; de llanto agudo; de felicidad sin modestia; mi tras bambalinas cotidiano; mi lugar de reflexión e irreflexión; mi palacio de la moneda y congreso unidos, donde tomo las más difíciles decisiones para seguir gobernando mi vida con el estilo más democrático y libre posible.
Mi pieza… es un pedazo mío. Mi habitación… es mi hábitat. Mi cuarto… es más que ¼, es casi ¾ de vida diaria o.o Mi espacio… me contiene y me hace sentir (aunque sea un rato) fuera de la tierra.
Me da lata levantarme y salir de ti, pero salgo para hacer todo lo que hemos planeado (Muahahahahá). Adiós Cuatro Paredes, si hasta nombre y apellido te tengo. Te quiero, vuelvo pronto, a contarte TODO lo que va a pasar en tu ausencia.
Está semillena de todo lo que me gusta, excepto algunos microdefectos estéticos producto del uso, fácilmente corregibles; el reloj despertador que aunque es muy cumplidor con su oficio me recuerda a esa clase de persona excelente pero que cae mal por eso y, un par de libros que tengo en la repisa sólo para que los otros libros, que sí me encantan, no pierdan su posición erguida. Bueno a fin de cuentas, son cosas que no me agradan pero que no me molestan, y aunque para el reloj despertador molestar es su función, debo reconocer, con un poco de vergüenza, que no me quita el sueño.
Su color rosa no fue por elección sino como constituyente de la gran sorpresa que me tenían mis papás: la donación de este habitáculo individual, para poder desarrollar mi intimidad en el hogar familiar. Y así se ha cumplido. Aunque la puerta se mantenga abierta durante las horas de vigilia, toda visita da un golpecito en la pared y se asoma cautelosamente por el marco de la puerta. Es divertido tomar conciencia de ese gesto cotidiano que hasta mi perro ha adoptado luego de lo furiosa que me puse cuando se meó en mi alfombra.
Mi pieza es un espacio dedicado a mí, incondicionalmente para cualquier situación. Ha sido mi oficina; mi taller de manualidades; el escenario donde yo soy una rock star; el lugar tranquilo donde me las doy de deportista practicando posiciones de yoga que yo invento; de ensoñaciones ininterrumpidas; de llanto agudo; de felicidad sin modestia; mi tras bambalinas cotidiano; mi lugar de reflexión e irreflexión; mi palacio de la moneda y congreso unidos, donde tomo las más difíciles decisiones para seguir gobernando mi vida con el estilo más democrático y libre posible.
Mi pieza… es un pedazo mío. Mi habitación… es mi hábitat. Mi cuarto… es más que ¼, es casi ¾ de vida diaria o.o Mi espacio… me contiene y me hace sentir (aunque sea un rato) fuera de la tierra.
Me da lata levantarme y salir de ti, pero salgo para hacer todo lo que hemos planeado (Muahahahahá). Adiós Cuatro Paredes, si hasta nombre y apellido te tengo. Te quiero, vuelvo pronto, a contarte TODO lo que va a pasar en tu ausencia.
ajajaja me gusto muchisiisimo!
ResponderEliminareres una lokilla, lo lei en mi break de "estudio ozio" xD i me encanto!
tqm amigaa mia
"My hell" xD
:D
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